Alemania: Oberhausen, Düsseldorf, Essen

¡Hola a todo el mundo! Los que me seguís por mis redes sociales sabéis que esta semana he estado en Alemania, concretamente en Oberhausen. Así que hoy os vengo a explicar un poco todo lo que hemos visitado estos días.


Oberhausen - Sterkrade 


Uno de los bunkers de Oberhausen


Habíamos llegado el día antes y estábamos aun descubriendo nuestra zona. Nos hospedamos en Sterkrade que es un barrio de Oberhausen. El mejor día para visitarlo fue el sábado porque había mercadillo. Pudimos visitar el mercado, el ayuntamiento,… Y también un bunker. En Rhur hay mucho bunkers herencia de la Segunda Guerra Mundial. En vez de destruirlos los han reutilizado. Por ejemplo como salas de ensayos o campos de tiro. Actividades ideales porque así no molestan a sus vecinos. 

Düsseldorf 


Disfrutando del Rhin


Para comer decidimos ir a Düsseldorf, la capital de Rhur. Comimos en una cervecería típica y nos atendió un camarero muy simpático. Creo que a mí me lo pareció porque no entendiendo muy bien el alemán aun. Luego paseamos por el centro y llegamos al Rhin. ¿Sabíais que es un río tan navegable que se utiliza para el transporte de mercancías? Nos explicaron que este invierno había llovido tan poco que el nivel había bajado y eso dificultaba el transporte fluvial. Luego nos acercamos al Konigsallee que es la calle de las compras por excelencia. Tiendas como Chanel o Prada se encuentran allí. 

Essen 


El día siguiente domingueamos de lo lindo. Nos levantamos tarde, con las pilas cargadas y el sol brillaba por primera vez por la ventana. Así que creímos que ir a ver un lago al aire libre era una buena idea, pero no era tan fácil de llegar. Como anécdota os contaré que convencimos al chófer del autobús para que nos dejara bajar delante del bar donde queríamos comer. ¿Sabéis porque queríamos comer allí? El café se llamaba Bar Celona y comimos muy bien. Luego seguimos nuestra gin-cana de autobuses hasta Gartenstadt, un barrio de Essen. Allí se encuentra Villa Hügel

Villa Hügel


Villa Hügel 


Desconocía completamente su existencia y me enamoró. Si alguna vez tenéis la oportunidad de ir a visitarlo no lo dudéis ni un momento. El señor Krupp se puso al mando de la empresa familiar con tan solo catorce años. El negocio iba viento en popa así que decidido construirse un palacete encima de una colina, alejado de su empresa de acero y todos sus problemas. Esta mansión fue la más grande de Europa cuando se construyó y hubo muchos arquitectos renunciaron dirigir un proyecto de locos. Perteneció a la familia Krupp hasta la Segunda Guerra Mundial donde el ejército estadounidense lo tomo como base de operaciones.



Como no os quiero hacer más spoiler del que os he hecho por Instagram hoy lo vamos a seguir aquí y seguimos la semana que viene con más viaje por Alemania. ¡Tschüss!

Adriana

Comentarios