El renacimiento del CASTILLO de BUDA 🏰 Instantes de Tiempo

¿Qué me responderías si os digo que el castillo de Budapest fue construido en los años 50 o que sus orígenes se remontan al gótico tardío en lugar del barroco, como se puede observar desde las orillas de Pest? Supongo que los más audaces me dirías que el castillo es claramente barroco y que no me he fijado bien. Pero si me permitís explicaros, os daréis cuenta de la fascinante historia del castillo de Budapest.


El origen del castillo se remonta a principios del siglo XIV, en lo que actualmente se llama el castillo de István, ya que fue el propio István de Anjou quien lo mandó construir para trasladar la corte desde Timișoara hasta Budapest. Inicialmente, era solo una torre con un sótano de techos abovedados y una sola ala del palacio.

A partir de ahí, todo fue viento en popa, alcanzando su máximo esplendor en el reinado de Matías Corvino y su esposa Beatriz de Nápoles, quienes introdujeron el arte renacentista en la corte y en media Europa. Durante ese periodo, el castillo fue ampliado varias veces y llegó a albergar la mayor biblioteca del mundo, conocida como la famosa biblioteca Corvino. Aunque, claro está, que esta imagen difiere mucho de lo que podemos ver hoy en día del castillo, ya que todo lo que sube, baja.

La fuente de Matías Corvino en el Castillo de Buda

El Castillo de Buda, también llamado Palacio Real, destaca como un importante sitio histórico y cultural en la Colina de Buda. A lo largo de los siglos, ha sufrido destrucciones, reconstrucciones y ampliaciones. Aunque su estructura principal actual es mucho más sobria, los interiores son suntuosos y ricamente ornamentados, ofreciendo vistas panorámicas del río Danubio.

Tras la muerte del rey húngaro en la batalla de los Mohacs en el siglo XVI, el reino de Hungría cayó en manos otomanas, quienes no se esforzaron mucho en reconstruir el castillo después del asedio, en parte debido a las múltiples incursiones del ejército cristiano comandado por los Habsburgo. Estos finalmente obtuvieron la victoria a finales del siglo XVII. El precio fue un castillo en ruinas. Así que en el siglo XVIII, bajo el mandato de la emperatriz María Teresa de Austria, se construyó el palacio real en estilo barroco, muy similar al que se puede visitar actualmente en Budapest, ya que se reconstruyó a partir de ese palacio barroco.


Entonces, ¿por qué las salas del palacio están ocupadas por museos y bibliotecas en lugar de ser un palacio real como el que se encuentra en Estocolmo? El palacio real fue escenario de una de las batallas más duras de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, durante el famoso asedio a Budapest, en el cual gran parte del edificio fue destruido. Los nazis utilizaron el castillo como cuartel general y luego lo defendieron de los soviéticos. En 1945, el palacio fue bombardeado sin descanso hasta que quedó vacío. De hecho, se dice que el palacio ardió durante tres días seguidos y que sufrió graves daños en su estructura.

La parte buena es que durante su restauración se encontraron restos arqueológicos medievales que los Habsburgo habían enterrado bajo su grandioso palacio. Mientras se llevaron a cabo estas excavaciones arqueológicas y el castillo permanecía en ruinas, se plantearon muchos escenarios sobre qué hacer con ese inmenso espacio que quedó sin uso, e incluso se pensó en derruirlo por completo para construir un barrio universitario. ¿Pueden imaginarlo?


Como habrán adivinado, eso nunca llegó a suceder, y el complejo actualmente alberga la Biblioteca Nacional Széchenyi, la Galería Nacional y el Museo de Historia de Budapest, cada uno con su atractivo y colecciones. La restauración se centró en las necesidades de los museos y contó con un presupuesto muy modesto de 68 millones de dólares.

La Biblioteca Nacional Húngara, o Széchenyi, resguarda una valiosa colección de libros y manuscritos donados por Ferenc Széchenyi en el siglo XVIII. Por otro lado, el Museo de Historia brinda una visión integral de la ciudad desde la Edad Media. Sus exposiciones, distribuidas en varias plantas, incluyen recreaciones de habitaciones tradicionales, sumergiendo a los visitantes en el pasado. La Galería Nacional Húngara, en el Castillo de Buda, exhibe pinturas y esculturas, incluyendo obras góticas tardías, las obras de arte se conservan y exhiben en la galería.


Para explorar el Castillo de Buda, se presentan diversas opciones de transporte. El pintoresco teleférico enlaza el Puente de las Cadenas con el castillo, ofreciendo una experiencia única y panorámica, mi recomendación si es vuestra primera vez. Alternativamente, los más aventureros pueden optar por ascender a pie, siguiendo las escalinatas que serpentean por la colina. Si no los autobuses 16 os pueden subir en el cómodo transporte público.


En última instancia, el Castillo de Buda invita a los viajeros a explorar su historia, admirar su arquitectura y sumergirse en la fascinante narrativa de Budapest. Este icónico sitio no solo es un testimonio de la resiliencia de la ciudad, sino también un recordatorio tangible de la profunda conexión entre el pasado y el presente de Hungría.

Adriana

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