El majestuoso Castillo de PRAGA 🏰 Instantes de Tiempo

En lo alto de una colina, en la ciudad de las mil torres, se encuentra el imponente Castillo de Praga (Pražský hrad), una joya arquitectónica que ha sido testigo de siglos de historia checa. Con su impresionante presencia y su rica historia, el castillo es uno de los destinos más visitados de Europa Central. En esta entrada del blog, te llevaré a un viaje fascinante por los tesoros y secretos del Castillo de Praga, donde la grandeza arquitectónica se encuentra con la riqueza cultural.

El Castillo de Praga es el castillo antiguo más grande del mundo y ha sido el corazón político y cultural de la República Checa durante más de mil años. Sus orígenes se remontan al siglo IX, y a lo largo de los siglos ha experimentado diversas transformaciones arquitectónicas, que van desde el estilo románico y gótico hasta el renacimiento y el barroco. Recorre sus patios, salas y capillas para admirar la magnífica arquitectura y los detalles ornamentales que te transportarán a través del tiempo.

La primera fortaleza que allí nos encontramos es el castillo de Premysl. La superficie que ocupaba esta primera fortaleza es muy similar a la que podemos visitar hoy en día. Esta fortaleza cumplía con los requisitos para un buen castillo. Tenía buenas vistas, tenía una cantera con piedras, y se construyó al lado del arroyo Brusnice. Pero eso no es todo, sino que se han encontrado restos de la empalizada de madera que protegía el complejo.

En el siglo IX, se erigió la Iglesia de la Virgen María junto a esta fortificación original. Posteriormente, se construyó una segunda iglesia en honor a San Pedro y San Jorge. Los reyes checos solían ser enterrados en la Iglesia de San Jorge, una iglesia monumental prerrománica de tres naves que contrasta notablemente con las iglesias románicas más comunes en España y que merece ser explorada. 

Sin embargo, el cambio más notable ocurrió en el siglo X cuando el príncipe Vaclav ordenó la construcción de la Catedral de San Vito, en la que se depositaron los restos del santo. Estos restos habían sido un regalo del rey Enrique I de Alemania. Hoy en día, la Catedral de San Vito es uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura gótica en Europa. Además de su esplendor arquitectónico, la catedral es el lugar tradicional de coronación de los reyes checos y el sitio de descanso final para monarcas, obispos, arzobispos y nobles checos.

En 1135, el príncipe Soběslav I inició la reconstrucción del castillo, transformándolo en una fortaleza amurallada de piedra. Más tarde, el rey Přemysl Otakar II, ampliamente respetado en su época en Europa (como vimos en la expansión del Castillo de Hofburg), realizó cambios significativos en la estructura. Amplió las fosas y eliminó la entrada en la Torre Negra del este. Además, supervisó la remodelación del palacio real para satisfacer necesidades de representación y vivienda. En este piso se encontraba el Gran Salón, antecesor del Salón Vladislav, que probablemente fue el espacio abovedado secular sin columnas internas más grande de Europa en su momento. También se encontraba la capilla de la bahía del palacio, cuyos restos aún se pueden observar en la mampostería sur del Salón Vladislav.

Una experiencia imperdible en el Castillo de Praga es presenciar el cambio de guardia en la entrada principal. A mediodia, los soldados vestidos con uniformes azules realizan una ceremonia que atrae a multitudes de visitantes, por lo que recomiendo ir allí a las once u once y media. Observa cómo marchan al ritmo de la música y admira su disciplina y precisión. El gran espectaculo está en frente a la estatua del presidente Tomáš Garrigue Masaryk pero hay otros cambios de guardia a la misma hora frente al Puente de la Pólvora. 

Llegamos al momento en que los Habsburgo asumen el control de la actual República Checa. ¿Recuerdan la Batalla de Mohács? Después de eso, Fernando I y su esposa Ana de Jagellón ocupan el trono. En el siglo XVI, Fernando funda el Jardín Real, uno de los primeros jardines renacentistas de Europa, ubicado en el patio norte del castillo. Aquí, se cultivaron tulipanes por primera vez en Europa, antes que en Ámsterdam. Sin embargo, diez años más tarde, un grave incendio destruye la parte izquierda del castillo. La reconstrucción es encomendada a su hijo, Fernando II, quien también es virrey de Chequia. Durante su mandato, las familias más poderosas del país construyen enormes palacios renacentistas.

La etapa dorada del Castillo de Praga tuvo lugar durante el reinado de Rodolfo II, un monarca excepcionalmente apasionado por el arte y la cultura. Como nieto de Fernando I y sobrino de Fernando II, este rey decidió trasladar la corte a Praga, lo que marcó un período de expansión y esplendor para el castillo. Durante su gobierno, el Castillo de Praga experimentó notables transformaciones. Se llevaron a cabo expansiones significativas, y sus salas se llenaron con obras de arte procedentes de todos los rincones del mundo. La magnitud de esta colección fue tan impresionante que se dice que se acondicionaron extensas caballerizas capaces de albergar cientos de corceles, lo que subraya el interés de Rodolfo II por mantener una corte espléndida.

El pintoresco Callejón del Oro (Zlatá ulička) es un rincón encantador dentro del castillo. Estas pequeñas casas de colores, construidas en las murallas norte, eran originalmente habitadas por los sirvientes del castillo, de hecho estuvieron habitadas hasta la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, albergan tiendas de souvenirs y pequeños exposiciones temáticas. Pasea por este callejón estrecho y disfruta de su atmósfera pintoresca mientras exploras la vida cotidiana de antaño. ¿Y por "del Oro"? Hay tres teorías: la primera dice por qué aquí vivían orfebres, cosa que dudo porque era de las partes más pobres del castillo, otra opción eran los alquimistas que se cree que trabajaban allí pero la versión más popular es que allí vivían los soldados reales que llevaban decoraciones doradas. Estos fueron los primeros vecinos durante el reinado de Rodolfo II.

Sin embargo, tras la muerte de Rodolfo II, la corte regresó a Viena, estableciendo su sede en el Palacio de Hofburg, como mencioné en una edición anterior de Octubre&Castillos. No obstante, Praga no perdió sus privilegios y siguió siendo un lugar de importancia histórica. Un ejemplo de esto es que, en el siglo XVII, después de una de sus muchas reformas, se construyó una innovadora "habitación común" para los emperadores, un concepto muy adelantado a su tiempo que luego se copió en distintos palacios de cortes europeas.

Luego, llegamos al gobierno de María Teresa de Austria, a quien mencioné previamente. Como parte de su extensa labor de restauración, que abarcó diversos palacios, también dejó su huella en el Castillo de Praga, renovándolo en el estilo barroco característico de la época. En cuanto a su evolución hasta el presente, el Castillo de Praga experimentó una importante remodelación en la década de 1920, cuando Checoslovaquia se independizó del Imperio Austrohúngaro. Esta transformación fue llevada a cabo por Jože Plečnik, atendiendo a la solicitud del primer ministro Tomáš Garrigue Masaryk, quien se convirtió en el nuevo señor del castillo. Cuando el castillo abrío de nuevo sus puertas al público, la entrada costaba solo 120 coronas y, por ejemplo, el Callejón del Oro era de visita gratuita. Pero desde el 2002 aumentaron los precios para poder costear el mantenimiento del castillo y la calle paso a ser una atracción más de este parque. 

Tienes dos opciones para explorar el Castillo de Praga con estilo. La primera, totalmente gratis, te permite pasear por los terrenos exteriores y pasear por dentro sin entrar en ningún sitio. Pero creedme cuando os digo que las vistas desde la catedral son absolutamente imperdibles. Mi catedral gótica favorita, sin duda. Pero si deseéis adentraros en el castillo y explorar sus recintos interiores, deberías hacer una visita a las oficinas, que se encuentran en el primer patio de armas, y comprar una entrada. Actualmente, el precio de esta experiencia es de 10,5€. No necesitas un guía especial para vivirla; la visita es igual de maravillosa por tu cuenta y no va ser más tranqui. Porqué debo admitir que, en algunas ocasiones, parece que estábamos rozando o incluso superando la capacidad máxima de visitantes. Además, ¡os contaré un secreto! Si decidís obtener una audioguía, puedes hacerlo en la oficina vecina. Y luego, simplemente sumergirse en la exploración. No hay un camino específico a seguir ni flechas que te dicten el rumbo; nosotros fuimos donde nos llevó la curiosidad. Cuando llegas a la puerta, es posible que tengas que hacer una pequeña fila y pasar por los tornos. Solo ten en cuenta que, a veces, las prisas pueden resultar en encuentros accidentados con los tornos, ¡cómo me sucedió a mí! Pero no os preocupéis, estos percances son más comunes de lo que crees.

Llegar al castillo de Praga ofrece dos emocionantes opciones para los aventureros. La primera, que puede sonar a desafío, es subir a pie desde el Puente Carlos, serpentear entre los magníficos palacios de Malá Strana y enfrentar la empinada cuesta hacia el castillo. Sin embargo, un pequeño aviso, la visita al castillo ya es un ejercicio en sí, y encontrar un banco para descansar durante el recorrido es casi tan raro como una gema. Pero aquí viene mi recomendación personal: el tranvía 22. El sistema de transporte de Praga es tan eficiente que merece su propio capítulo en esta historia. ¡Te contaré más al respecto en breve! Nosotras optamos por comprar un boleto de día completo y, después de explorar el castillo, continuamos hacia Malá Strana. Elegimos disfrutar de una comida en el encantador restaurante U Černého vola, una auténtica taberna checa. Justo enfrente, se encuentra el Palacio de Loretánská zahrada. Y, por supuesto, no puedes dejar de visitar la magnífica iglesia de San Nicolás. ¡Praga te espera con aventuras a la vuelta de cada esquina!

Hoy en día, el Castillo de Praga sigue siendo un tesoro histórico y cultural que merece una visita. Sus muros y salas están impregnados de siglos de historia checa y europea, y su arquitectura es un testimonio de las diferentes influencias y estilos que han dejado su huella a lo largo del tiempo. Explorar el Castillo de Praga es sumergirse en la grandeza del pasado, disfrutando de obras de arte y vistas panorámicas que te transportarán a una era antigua, inmersa en la rica historia de la República Checa.

Adriana

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