Descubre los mejores lugares para 🍽️ comer en PARÍS 🧁 | Instantes de Tiempo

Está claro que una visita a Francia, directa o indirectamente, es un viaje gastronómico como ya vimos aquí. Así que aquí os comparto como fue nuestra experiencia por París. 


Antes de empezar comentar que los horarios españoles a la hora de las comidas, y más en vacaciones, chocan un poco con las francesas aunque no por ello es un problema en una ciudad tan turística como París. Así que nosotras desayunábamos un poco en casa y volvíamos a desayunar por el camino cuando eran las diez (hora arriba y hora abajo), el almuerzo lo hacíamos entre la una y las tres, la merienda caía sobre las seis o siete, era la última comida que hacíamos fuera porque cuando llegábamos al apartamento cenábamos un poco, charlábamos y a dormir.

Desayunos

Los dos desayunos que recuerdo con más cariño fueron en Galleries Lafayette y otra boulangerie cerca de Montmartre. En las galerías, a diferencia de otras centros comerciales, tienen cafeterías y restaurantes repartidos por todas las plantas. Nosotras tomamos el desayuno en la cafetería que está en la tercera planta con vistas a la cúpula y además coincidió con el espectáculo de luces y música que hacían.  

Desayuno en las Galleries Lafayette

El otro sitio donde desayunamos muy bien fue en la Maison Louvad en el 11 de la Rue de Châteaudun. Se trata de una boulangerie et pâtisserie aunque también he visto que es un restaurante. El año pasado ganaron merecidamente el séptimo premio al mejor croissant de île de París. Además, al fondo tenéis para comprar bollería y pasteles para llevar, que descubrimos, por un euro o dos más económicos. 

Aquí fue donde aprendimos la diferencia entre un café con leche y un cortado. Que a ti te apetece un cortado, más café que leche, pides un noisette, que te apetece cincuenta de leche y cincuenta de café, algo más grande, pides un café au lait. Y si ya prefieres un vaso de leche manchado de café puedes escoger entre un latte y un machiato

Almuerzos

A la hora del almuerzo reconozco que siempre fuimos a restaurantes turísticos: porque nos encontrábamos en zonas turísticas y porque abrían en horario español. 

El primer día tuvimos que comer en el famosos restaurante Angelina en Versailles. Digo "tuvimos" porque tardamos mucho en llegar al château, eso es enorme y cuando nos dimos cuenta eran las tres de la tarde y no hay ningún local por los alrededores. Así como en Barcelona, cerca de Sagrada Familia, podéis encontrar desde el típico fast food hasta un restaurante con paella y sangría allí no había nada de nada. Eso sí, nos pusimos las botas con sus pastelitos.

Pastelitos de Angelina

El día que fuimos a las Galleries Lafayette, podríamos haber comido dentro, pero el apellido Lafayette no es precisamente económico. Así que salimos y echamos andar por una de sus calles hasta encontrar Le Royal al número 8 de la Rue La Fayette. Podríamos haber hecho una fórmula. Lo que en España conocemos como el menú del mediodía aquí se llaman fórmulas. Una fórmula normalmente tiene un entrante, un plato principal y un postre o café. Como os podéis imaginar, una media fórmula es un plato y un postre. 

Pero viendo las delicias que nos ofrecía la carta sobre la buena gastronomía francesa decidimos por optar por coger un plato cada una y hacer el postre más tarde. Una de las maravillas de viajar con ellas es que compartíamos la comida y así podíamos probar más platos. En ese restaurante en concreto pedimos, soupe aux oignons, foie gras y huîtres. Si nunca habéis probado ostras, en Francia es un buen sitio para empezar, porque están a mitad de precio de lo que las vendemos aquí en España y las de ese restaurante en concreto nos gustaron mucho. Otro motivo por el que volvería a ese restaurante mañana mismo fue por la atención de los camareros. 

Las ostras de Le Royal

En España siempre hay la broma que Francia es muy bonita si no fuera por los franceses y no fue nuestro caso en este último viaje. El maître del restaurante Angelina nos terminó contando que le encanta España y que se ha comprado una casa cerca de Granada para ir a ver el sol. En este restaurante también estuvieron bromeando durante toda la comida. Y el último día fuimos a un restaurante donde la mujer se alegró muchísimo que habláramos español. Resulta que aunque ella había nacido en Francia, sus padres eran de Jaén y de Cáceres, emigrados de la guerra civil española. Ella, que había aprendido español en París, aún conservaba ese acento andaluz tan característico.

Su restaurante era el Le Vauquelin del 23 de la Rue Vauquelin. El último día decidimos comer cerca del apartamento porque justo después cogeríamos las maletas y nos iríamos al aeropuerto. Tenían comida de mercado y repostería casera. Lo fantástico de ese restaurante fue pusiera una mesa más grande. No sé si os acordáis que os comenté sobre el tamaño de mesas de Estocolmo era ridículo, pues en París les hacen la competencia. Ya sé que el metro cuadrado en la capital francesa va caro pero lo siguiente que se van a inventar es que comamos unos encima de otros. Aunque no por estar menos céntrico nos salió la comida más barata. El almuerzo de las cuatro no salía por unos 80 € cada día. 

Meriendas

El primer día nos apetecía mucho unas crepes, bueno todos los días, y estuvimos paseando desde la Tour Eiffel hasta la Gare des Invalides. Y eso que en un momento Noemí vio en un escaparate una pareja comiendo crepes y dice aquí. Cuando entramos en el local resulta que era un restaurante, Le Campanella del 18 de la avenida Bosquet, y que lo que esa pareja estaba comiendo eran los postres, aunque para nosotras fuese hora de merendar.

Crêpes beurre et sucre

Así que simplemente pedimos los postres. Os contaré una anécdota de ese restaurante: como íbamos andando nos había entrado sed, y más de pedir algo dulce, pero como el restaurante estaba hasta los topes y nosotras solo habíamos ido a merendar nos sabía mal pedir eau de carafe. Y ¿qué es eso de eau de carafe? me preguntaréis, pues es una jarra de agua gratis. 

Aquí en España estamos empezando a pedir agua gratis en los restaurantes pero sigue siendo un tema un tanto delicado mientras que en Francia hace años que tú puedes pedir una jarra de agua y no te pueden cobrar absolutamente nada por ella. Obviamente, no es agua mineral embotellada en el Everest. Pero sí que es una buena forma de ahorrar en las comidas en París. Pues resulta que el camarero nos pilló enseguida que éramos españolas, le encantó la idea, y sin que nosotras dijésemos nada nos sirvió una jarra de agua y tres vasitos. 

Y antes de despedirme quería recomendaros una librería en el Jardin des Tuileries. Estábamos buscando algún sitio donde merendar algo dulce como macaroons y todas las cafeterías y pastelerías que nos íbamos encontrando estaban hasta llenísimas. Hasta que encontramos la librería Smith & Son del número 248 de la Rue de Rivoli, que anunciaba que tenía una cafetería en la primera planta. Como sabéis en los últimos viajes mi madre tiene problemas de movilidad y también sabéis que Noemí tiene un vicio con los libros increíble, así que era el sitio perfecto: mi madre subió a la primera planta a pedir mesa y a poder descansar y Noemí disfrutó como una enana en la planta baja.

Cuando subí mi madre me dijo que había Afternoon Tea Party como los que nosotros comíamos en Londres así que no esperamos a nadie a la hora de pedirlo, solo les dijimos que lo sirvieran cuando estuviéramos las cuatro. Cuando llegaron les dijimos que teníamos una sorpresa y que solo pidieran de beber. Por cierto, si os gusta el té que os sirven lo podéis comprar en la tienda. 

Después de aquello mi madre me preguntó si todos los Afternoon Tea Party eran así de grandes por qué, aunque se anunciaba que era mínimo para dos personas, comimos muy bien las cuatro. Recuerdo que los sandwich que nos ofrecían en Londres se llamaban Fingers sandwich porque tenía en el tamaño de tu dedo índice mientras que aquí habían hecho dos sandwiches diferentes y los habían partido por la mitad. Para que entendáis que aparte de estar riquísimo era enorme.


Ahora ya sabéis dónde ir a comer en París, que es lo que se acostumbra a pedir si queréis probar auténtica gastronomía francesa y otros truquitos para desenvolveros en sus diminutos restaurantes. Gracias por estar aquí una semana más y nos vemos dentro de quince días con trucos para vuestras fotos del último viaje. ¡Qué tengáis una feliz semana!

Adriana

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