Palacio de VERSALLES: Tras las huellas de la Monarquía Absolutista 👑 Instantes de Tiempo

En un mundo lleno de castillos diseñados para la guerra, el Palacio de Versalles se alza como un diamante en bruto en la historia de la realeza. ¿Quién hubiera pensado que una modesta invitación para cazar cambiaría el destino de Francia? Acompáñame en un viaje a lo largo de los siglos, desde las fiestas clandestinas de Luis XIII hasta las extravagancias de Luis XIV, el Rey Sol. ¡Hay hasta conciertos de Mozart en el menú!

En el siglo XVII, la corte francesa tenía su residencia principal en el Palacio del Louvre, pero todo cambió cuando el Conde Retz extendió una invitación al Rey Luis XIII para cazar en los exuberantes bosques de Versalles. Fue el comienzo de una historia asombrosa. Las fiestas privadas y no oficiales del Rey Luis XIII pronto encontraron su hogar en Versalles. Con el tiempo, Luis XIII adquirió terrenos adicionales y construyó un modesto edificio de dos plantas, apodado "le chétif château" o "el castillo de naipes".

En contraste con los castillos medievales diseñados para la guerra, Versalles fue concebido con discreción. Saint Simon lo describió como "un lugar ingrato, triste, sin vistas, sin bosque, sin agua, sin tierra". Curiosamente, el palacete carecía de habitaciones para mujeres, por lo que ni su esposa ni su madre nunca pernoctaron allí. Estos modestos inicios ocultan la grandeza que Versalles llegaría a representar.

Cuando el hijo de Luis XIII ascendió al trono, el joven Luis XIV tenía una visión: dejar atrás la abarrotada corte de París y construir un palacio majestuoso en Versalles, alejado del bullicio de la ciudad. Su reinado marcaría el apogeo de la monarquía absolutista. Luis XIV, conocido como el Rey Sol, no solo forjó un imperio europeo, sino que también convirtió a Francia en la primera potencia del continente. Su legado trasciende la historia de Versalles. Durante su reinado, fomentó la construcción de infraestructuras, el mecenazgo de artistas y la fundación de instituciones académicas. La expansión del Castillo de Versalles bajo su mandato es un legado tangible y magnífico que hoy podemos explorar.

Luis XV, nieto de Luis XIII e hijo del esplendoroso Luis XIV, se convirtió en el tercer monarca relevante en la historia de Versalles. Nacido ya en el siglo XVIII en el propio palacio, continuó la labor de su predecesor expandiendo y reparando el majestuoso recinto, lo que implicó considerables gastos. Uno de los logros más notables de Luis XV fue la creación del majestuoso Salón de Hércules, inaugurado con el matrimonio de su hija mayor. Este salón se convirtió en el escenario de eventos excepcionales, desde bodas reales hasta audiencias diplomáticas. Y como dato fascinante, Wolfgang Amadeus Mozart ofreció varios conciertos en Versalles, dejando un rastro de su música en los pasillos de este icónico castillo. 

Luis XVI, el heredero de Versalles, enfrentó tiempos tumultuosos durante su reinado. Con la sombra de problemas económicos que aquejaban al país, impuso restricciones financieras, lo que generó descontento entre la población. La Reina María Antonieta, en medio de estas dificultades, mandó construir el Pequeño Trianón, lo que contribuyó a su impopularidad. El esplendor del Palacio de Versalles comenzó a desvanecerse durante su reinado, marcado por el aumento de la desigualdad social y la creciente agitación política. 

Sin embargo, lo más notorio fue la Revolución Francesa, un evento ampliamente estudiado en la historia. En octubre de 1789, una multitud encabezada por mujeres parisinas marchó bajo la lluvia hacia Versalles. Se produjo un tiroteo y la multitud ingresó al castillo, que, como mencioné antes, no estaba diseñado para la defensa. La familia real fue forzada a regresar a París. A principios de 1791, los símbolos de la monarquía se retiraron de las paredes de Versalles y se enviaron al Louvre. Durante la Revolución, el castillo asumió diversas funciones, desde servir como depósito central de obras de arte saqueadas hasta convertirse en un museo, evidenciando una nueva era para Versalles.

Desde la Revolución Francesa hasta nuestros días, Versalles ha sido testigo de una serie de cambios históricos significativos. Durante el Segundo Imperio, se convirtió en el escenario de majestuosas fiestas y recepciones que destacaban el poder del régimen de Napoleón III. Durante la guerra franco-prusiana del siglo XIX, Francia sufrió una derrota, y el castillo se convirtió en el cuartel general del ejército prusiano durante el asedio de París, acogiendo al rey Guillermo I y su corte.

En las dos Guerras Mundiales, se tomaron medidas para proteger las obras y edificios del castillo, evitando daños significativos. En 2003, se lanzó el proyecto "Grand Versailles" destinado a modernizar y restaurar el castillo y sus alrededores, asegurando su preservación y acceso al público. Versalles ha evolucionado a lo largo de los siglos, pasando de ser un símbolo de monarquía absolutista a un importante patrimonio cultural y turístico de Francia.

El Palacio de Versalles, con sus 15 millones de visitantes anuales, es una joya histórica y turística imprescindible. Tanto el palacio como sus magníficos jardines han sido honrados con la designación de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, destacando su inmenso valor histórico y cultural. Aunque propiedad de la República Francesa en la actualidad, su historia tumultuosa lo vio abandonado y despojado de sus tesoros durante la Revolución Francesa, mientras la población circundante experimentaba un marcado declive. Versalles sigue siendo un tesoro que atestigua la grandeza y la compleja historia de Francia.

¡Y así, amigos viajeros, concluimos nuestro recorrido por el Palacio de Versalles! ¿Quién diría que una simple caza en los bosques cambiaría la historia? Pero Versalles es mucho más que eso; es un reflejo de la grandeza, el esplendor, los excesos y los vaivenes de la monarquía francesa. Si esta historia te ha intrigado tanto como a nosotras, no olvidéis suscribiros y comentar vuestra parte favorita. ¡Hay mucho más que explorar en Octubre&Castillos!

Adriana