La educación como camino hacia a la libertad

¡Buen domingo a todo el mundo! Llevo unos meses de mucho estres y el mes pasado me pase muchas horas en el tren escuchando podcast y leyendo y ... inspirandome claro así que el día de hoy os traigo un post como los de antes mientras en el canal de YouTube vais a poder ver la divertidisima ruta en moto que hicimos al Montseny.



De camino estaba escuchando charlas TED. Es como si te contarán un cuento però además te informa sobre otras realidades del mundo. Digo otras realidades porque me he dado cuenta que no importa cuenta cerca (o lejos) esté, no todo el mundo tiene mi vida. 

En las redes sociales y los blogs se los a tachado muchas veces como un banco de envidia: “Mira a donde va de viaje este” o “Mira el coche nueva de esta”. Pero no nos damos cuenta que nosotros también podemos causar esa envidia en gente que tenemos más cerca de lo que creemos por cosas tan tontas como que puedas elegir cómo vestimos, que estudiamos o cuando nos casamos. 

La primera historia que he escuchado es sobre una mujer indígena mexicana. Donde las costumbres de su pueblo dictaban que las mujeres son las que se levantaban primero y las última en acostarse mientras que sus maridos son los que trabajan. Y que una mujer soltera no tiene nada, ni opción a tenerlo.



Así que esta mujer tuvo que abandonar su pueblo para poder estudiar. Hay que estar muy convencido de lo que vas hacer para separarte así de tu familia y amigos. Ella aprendió a leer y escribir. Y siguió estudiando. Aprendió que como mexicana tenía unos derechos que nunca se había planteado como ser igual ante la ley que su padre, por ejemplo. 



A partir de entonces su propósito fue llevar estos conocimientos a su pueblo. Aunque la constitución de México decía que podía ser presidenta de su comunidad los usos y costumbres de su pueblo se lo impedía. Así que la única opción que tuvo fue meterse en política y en 2014 consiguió una reforma de la constitución. En este camino fue apartada de su comunidad però también consiguió una vida nueva para muchas mujeres indígenas mexicanas. 

La otra historia, la que hizo el clic en mi, fue de una gitana. Ella explica cómo se había criado a base de menosprecios por ser mujer y como a los dieciséis decidió seguir estudiando mientras sus amigas, primas, hermanas, … se casaban y tenían niños. En definitiva repetían el camino de sus madres lamentándose de tener hijas que tuvieran que andar sus mismo caminos.



En la escuela, instituto y universidad también fue discriminada por ser gitana y todo lo que comporta. Que los gitanos son machistas, son vagos, son traperos, … 

Así que a parte de aprender derecho aprendió cómo el lenguaje era importante. Por un lado consiguió ser readmitida en su comunidad, la cual la había apartado por el hecho de seguir estudiando, y también de hacerse un hueco en la universidad y que vieran más allá de la etiqueta gitana.



Gracias a todo su trabajo consiguió cambiar el “Cuando el hombre habla la mujer calla” por un “Como puedo tramitar estos papeles” en su familia y en la universidad “No te vas a casar con un gitano, ¿Verdad?” por “Tu comunidad no es tan distinta a la mía”.



Curiosamente la historia de estas dos mujeres, separada por el charco, se unen por su ímpetu en la educación y búsqueda de libertad. Su trabajo no solo les ha permitido otro estilo de vida si no también una nueva oportunidad las mujeres de su entorno. Ahora nos toca aprender nosotras de ellas: agradecer todo lo que tenemos y mejorar nuestro presente para las futuras generaciones.

Espero que os haya gustado volver a estas reflexiones que fueron el inicio de este blog, sería genial que compartieseis vuestras opiniones en los comentarios.

Adriana

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