¿Qué diferencias hay?

 Una de las cosas más hermosas que me encontré a la hora de organizar mi boda fue compartir anécdotas y vivencias con mi madre y con mi padrina. Darme cuenta de que no tiene nada que ver organizar una boda hoy que en los años 50, cuando se casó mi padrina. 




Así que un día les propuse hacer un vídeo las tres juntas hablando sobre estas diferencias y a raíz de esto mi madre me enseñó por primera vez el vídeo de su boda. Solo por ello este vídeo vale mucho la pena, no os lo perdáis. 

Tanto mi madre como mi padrina tardaron cuatro y dos meses respectivamente en organizar sus bodas. Literalmente lo que tardaron en coser el vestido y que llegaran las invitaciones. En mi caso ya sabéis, que dadas las circunstancias, tardamos un par de años. Por supuesto, la persona que más no ayudó fue nuestras madres, incluso en cosas que ni siquiera había pensado que necesitaba. 

En lo que sí que coincidimos las tres, acerca del vestido es que los tres eran blancos. La de mi padrina lo diseñó y se lo hizo hacer por una modista. Mi madre lo diseño ella y junto a mi padrina. Y el mío lo compré en Cymbeline aunque os contaré más adelante en otro vídeo que voy a hacer dedicado tan solo al vestido.

Mi padrina escogió un ramo de flores naturales. En el caso de mi madre tenía muchísima obsesión de que no se le cayeran las flores, porque en la boda de mi tía fue lo que paso. Casualidades de la vida: a ella le pasó lo mismo en su propia boda. En mi boda eso no ocurrió. Tampoco tenía ningún diseño en especial. Así que se lo pregunté a la Alexandra, la wedding planner de la masía donde nos íbamos a casar, y me recomendó Flor de Té. Me gustó mucho el sitio. En un principio me lo iban a traer en la masía, junto a todas las otras decoraciones florales, pero después de lo que sucedió, Mario, que fue mi padrí de boda, fue a buscar el ramo y me lo entregó delante del ayuntamiento.

Mario, que fue mi padrí de boda, fue a buscar el ramo y me lo entregó delante del ayuntamiento.


Una de las anécdotas bonitas acerca de los ramos, es que se suele hacer con el ramo de la novia, después de la boda. En el caso de mi padrina se lo fue a llevar a la tumba de su padre. Mi madre sí que lo tiro junto a todas las solteras de la fiesta. Y en mi caso decidí entregárselo en mano, con discurso muy bonito, a mi mejor amiga. 

Ahora hablemos de la ceremonia. Mi padrina se casó en 1958, durante la dictadura de Franco, y en ese momento no había otra opción que casarse por la iglesia. Aunque sí que nos comentó que se iba unos días antes arreglar los papeles administrativos o lo que ahora llamaríamos “casarse por lo civil”. La curiosidad del asunto fue que mi padrina se le olvidó y cuando ya estaba saliendo de la Iglesia, su primo la vino a buscar, porque dijo que tenían que ir a la sacristía a firmar, porque realmente no estaban casados. Otra curiosidad de la ceremonia de mi padrina fue que ellos se tenían que casar en la Parroquia de Santa María del Carmen pero, como estaba en reconstrucción después de la guerra, la parroquia la habían trasladado en la sala de fiestas de lo que ahora se conoce Espai Funatic de Lleida.

La Parroquia de Santa María del Carmen pero, como estaba en reconstrucción después de la guerra.


Mi madre, aunque tuvo la opción de no casarse por la iglesia, se casó en la parroquia al lado de su casa y dice que siempre se ha arrepentido de ello. En nuestro caso, Albert no quería casarse por la iglesia ni nada parecido y al final nos terminamos casando al Ayuntamiento de Juneda, que es donde teníamos los papeles.

Ya pasando al convite, el de mi padrina fue en el restaurante La Masía. Por aquel entonces no es el restaurante que hoy conocemos y nosotros les trajimos los ingredientes y ellos los tenían que cocinar y servírnoslos. Compraron unos cuantos pollos vivos, los matamos y los preparamos, al final quedaron secos y horribles. Mi padrina siempre ha dicho que el aceite que les dieron para cocinar se lo quedaron para ellos. En los años cincuenta se solía hacer en casa pero como y van a ser unos sesenta comensales decidieron hacerlo en el restaurante.

Escogieron en un pequeño restaurante en Cabrera de Mar.

En el caso de mi madre escogieron en un pequeño restaurante en Cabrera de Mar, que lamentablemente ahora ya está cerrado, hicieron una especie de apuesta. Como ella cuenta, hablaron con el señor del restaurante y acordaron que servirían lo que pescaran esa mañana: si la pesca hubiera sido mala no hubieran tenido mucho que comer y les hubiera salido muy caro, pero tuvieron buena pesca y realmente la gente siempre me ha contado que comieron muy bien en su boda. Mi madre tuvo unos 80 invitados, un par de mesas más que mi padrina.

Como os contamos, nosotros tuvimos que escoger un restaurante a última hora y por suerte Albert tenía unos amigos que tienen el restaurante del Pati Blau. Aunque no supimos el menú hasta una semana antes de la boda, no temía por ello porque yo sé que allí se come muy bien. Nosotros íbamos a ser 100 pero al final nos quedamos con 25, que era la capacidad del restaurante con todas las medidas de seguridad.

A ella se lo hicieron en el restaurante de nata y chocolate.

Con el tema de la tarta decidimos contratar a otra empresa, porque como hoy en día no puedes probar el menú antes de contratar los servicios del salón de bodas, quisimos asegurarnos de que al menos el pastel estuviera bueno. Esto lo decidimos antes de contratar a Pati Blau. Aparte que ir probando pasteles por el mundo es algo que nos divertimos mucho y que os recomiendo hacer. Al final tuvimos un pequeño pastel para cortar a pesar de que a mí me hubiera gustado tener un pastel con varios pisos como tuvo mi madre. A ella se lo hicieron en el restaurante de nata y chocolate. y mi abuela no recuerda muy bien que sirvieron como pastel de boda.

Otro tema importante de las bodas son los fotógrafos. Mi padrina nos contó que no es algo típico en su época y mucho menos hacerse una preboda cómo se hace hoy en día. Lo que sí que contrataron un fotógrafo para la ceremonia, aunque en su caso llego tarde y tiene las fotos de final de la ceremonia y ya en el coche, pero no hay más fotos de la fiesta.

Mi madre, al igual que yo, quiso tener un buen fotógrafo así que pregunto a sus amigas. Dijo que era uno de las cosas más caras que se había contratado para ese día, pero que no sé arrepiente de nada. La verdad es que me gustan mucho sus fotos. En los años noventa se hacía un poco más como ahora: se hizo un reportaje de fotos en la ceremonia, luego se fueron a los jardines de Montjuic y por último el fotógrafo se quedó hasta el fin del convite.

Con Toni Prim quedaron unas fotos increíbles.

Por último, cuando nos tocó escoger a nosotros fotógrafo, hablé con algunas amigas que ya se habían casado y estuvimos preguntando precios y viendo estilos. Finalmente nos decidimos por Toni Prim, con el que habíamos trabajado antes. Lo primero que hicimos fue hacer una preboda, que nos fueron muy bien esas fotos para todo el tema de la página web que ya os hablaré más adelante. Y cuando llegó el momento la pandemia le pregunté como lo íbamos a hacer. Y estoy muy agradecido que Toni quiso venir a la boda. Aunque no pude invitar a todo su equipo y es algo que me duele mucho, el no tener un vídeo de mi boda. Pero aun así quedaron unas fotos increíbles, que estáis viendo en todo Instante es de Boda.

En la época de mi padrina no se hacía regalos a los invitados. Ya en los 90 con la boda de mi madre regalaron unas flores blancas y también se servían los puros. Se iba mesa por mesa entregando el detalle y era cuando el fotógrafo hacía la foto con todos los de la mesa. Por supuesto hoy en día está más que prohibido fumar en los locales y ya no regalamos puros.

Siempre bromeábamos de regalar como detalle nuestra boda las mermeladas Cal Senzill

Con Albert empezamos a hablar de casarnos muy al principio de nuestra relación, cuando él trabajaba algún fin de semana con Cal Senzill y siempre bromeábamos de regalar como detalle nuestra boda las mermeladas Cal Senzill, porque la verdad es que son increíbles. Y no es algo que se vaya a quedarse en un estante para sacar el polvo eternamente. Además El regalo de boda de ellos fueron todas las mermeladas que regalamos el día de la boda, fuimos un día a su casa y nos sacaron un montón de botecitos para elegir el diseño que más nos gustase y lo colocamos como parte de la decoración dentro de una maleta vintage de mi abuelo. Entregamos los saquitos con mermelada cuando los invitados se iban.

Por último y una de las mejores cosas de casarse fue la luna de miel. En la época de mi padrina, la gente no solía irse de luna de miel, sino que se iba a casa de algún familiar a pasar unos días fuera, pero tampoco muy lejos. Ellos escogieron una residencia de educación y descanso en Mallorca y pasaron unos 10 días. En la época de mi madre ya era más típico irse de viaje y cuanto más lejos mejor. Para ello contrataron un viaje organizado a Túnez y creo que fue el último viaje organizado al que asistió a mi madre; así que no os cuento nada más. En nuestro caso Albert me pidió que fuera sorpresa y os podéis imaginar que tenía organizado antes la luna de miel que la boda. Pero un mes antes nos cerraron las fronteras y fue aún más agobiante el hecho de no poder decirle nada Albert. No os preocupéis porque os voy a hacer un vídeo de cómo organizar una luna de miel o cómo lo hicimos nosotros más adelante.


Cómo podéis ver casarse significa lo mismo hoy que hace 50 años pero la forma de celebrarlo ha variado y mucho. Estoy muy contenta de que en mi época haya tanta libertad a la hora de escoger cómo casarse y con quién casarse. Espero que os lo hayáis pasado bien y que habéis aprendido un montón.

Adriana

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