El origen de los castillos

¡Hola a todo el mundo! Ya estamos de vuelta. Por si os habéis olvidado de mí, yo soy Adriana, autora del blog de viajes Instantes de Tiempo. Y el mes de octubre se lo dedicamos a los castillos, que me encantan. Como sabéis este año es más complicado viajar así que veremos castillos desde una perspectiva más teórica. Es una oportunidad que no se tiene todos los años y hay que aprovecharla. Así que hoy empezaremos por la primera piedra: ¿Cómo se construye un castillo?




Según la definición del Diccionario de la RAE se trata de “lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones”. La palabra castillo proviene del latín, castellum, que es un diminutivo de castrum. Literalmente eran ciudades fortificadas, normalmente en lo alto de una colina, y se construyeron antes de la llegada de los romanos. 

Antecedentes: Los castros 


Con la llegada de los romanos se perfeccionó la técnica: construyendo desde fortalezas de madera, para los ejércitos de campaña, hasta fortalezas de piedra, para emplazamientos permanentes. Tenían unas características muy particulares, se construían en base rectangular o cuadrada con las esquinas redondeadas. El arquitecto romano Marco Vitrubio fue el primero en señalar la triple ventaja de las torres redondas: más eficiente uso de la piedra, una mejor defensa contra los arietes y mejor campo de tiro. Algunos de los más importantes que se han conservado hasta nuestros días son la alcazaba de Mérida, en Badajoz, o el castillo de Gormaz, en Soria.


De hecho, cuando visitamos el Castillo de Cardiff os expliqué que su origen era un castro romano. Que luego lo adoptaron los visigodos dándole una mayor altura y construyeron un foso alrededor, del que luego hablaremos. Y finalmente fue un palacio fortificado que pudimos visitar. 



Dominio Público



Los castillos, tal y como aparecen en nuestro imaginario, empiezan a construirse en el siglo XI. En la península ibérica, la conquista de los visigodos ha cruzado el Duero y ha llegado hasta Toledo. Muchos de los castillos románicos han sido actualizados, el Castillo de Loarre que visitamos en 2018, es el que mejor conserva sus características.

Los ingredientes principales


Al igual que los castros, la mayoría de los castillos los encontramos en lugares remotos. Como hemos comentado en otras ediciones de Octubre&Castillos, hay tres ingredientes imprescindibles para la construcción de una fortaleza: buenas vistas, piedra y agua. En aquella época, no había maquinaria que se encargara de hacer el trabajo duro y todo se hacía a mano. Por eso tardaban tanto en construir y dentro de un castillo podemos ver distintas épocas. Además, los castillos estaban desordenados, totalmente opuesto a las construcciones romanas. Estaba hecho a propósito, para confundir a los enemigos y prepararles emboscadas dentro del castillo si lograban entrar. Igual que las escaleras solían ser estrechas y muy empinadas para empujar al enemigo a bajo en caso de necesitarlo. 

El foso


Algo muy característico de los castillos son los fosos. Si la orografía de donde se situaba el castillo no permitía un foso natural había que construirlo. Este podría ser seco o contener agua para ahogar al enemigo. En caso de ataque, se quemaba el puente levadizo de madera y el castillo quedaba totalmente aislado. Para hacer más impresionante el foso también se construían altos muros coronados por una empalizada. 

El foso del Castillo de Caerphilly



Las murallas


En lo alto de las murallas había el adarve, que es el paso de ronda desde donde vigilaban los soldados. También había almenas, matacanes y garitas para proteger a los soldados cuando defendían. Más tarde se empezaron a construir las aspilleras o saeteras donde los soldados podían disparar más protegido detrás de las paredes. Para hacer más fuerte la muralla se construyeron torreones, como las que hacían los romanos, para aprovechar todas esas ventajas. 

Las Murallas del Fort Saint-André



La Torre del Homenaje


La torre más importante de un castillo es la Torre del Homenaje. Es donde solía residir el señor del castillo y donde se guardaban los víveres. También era la torre más resguardada del ataque y la que servía de último refugio en caso que los enemigos penetraran en la fortaleza. Es la torre más alta del castillo y la más alta en España es la del Castillo de los Sotomayor Zúñiga, en Belalcázar, que espero poder visitar alguna vez. 

La Torre del Homenaje del Castillo de Loarre



La casa del guarda


Un elemento muy característico era la puerta. La puerta era el punto más débil para defenderse en caso de asalto. Así que la mayoría estaban dotados con por rastrillos, esas rejas que vemos en las películas, también había torres a lado y lado dotadas de saeteras. Y había una doble puerta para poder acorralar al enemigo bajo su fuego durante el máximo tiempo posible. Con los años también se terminaron construyendo barbacanas, que era como una torre con una puerta antes de la puerta principal del castillo, asegurando que el enemigo solo pudiese entrar por allí y dando tiempo a los del castillo proteger la puerta principal. 




El Patio de Armas


Otro elemento que hemos visto en muchos castillos es el patio de armas. Tiene dos funciones principalmente: da acceso a la gran mayoría de salas del castillo y también se usaba con zona de instrucción militar. Todos estos elementos eran importantes en la guerra psicológica, que se viera el poder del reino desde lejos y que el ejército, que pensara en atacar, tuviera miedo del edificio en sí al estar plantados frente a ellos. No se si os habéis fijado que estas características que tanto nos fascinan eran auténticas máquinas de matar. 

El patio de armas del Castillo de Huneduara



El nacimiento de un castillo


Cuando un señor feudal daba permiso para construir una fortaleza era una muestra de confianza a su vasallo. Empezaban siendo torres, ya fueran para vigilar una zona, como para defenderla e incluso cobrar impuestos por el paso de un camino. Estas torres podían llegar a ser castillos enormes.


En la Torre de Vallferosa se cobraban impuestos


Los castillos más importantes llegaban a tener huertos y árboles frutales, así como establos y ganado, también varios pozos de agua. Para llevar un castillo se necesitaba de gente experta para su buen funcionamiento: carpinteros y herreros para la construcción de utensilios y armas, canteros para el mantenimiento de los muros, panaderos, cocineros y la propia guardia del castillo.

En tiempos de guerra, si el castillo era asediado, se iban guardando en los niveles más interiores a medida que los enemigos iban conquistando. Los primeros en recibir eran las casas más pobres y el último refugio era la Torre del Homenaje. Muchos castillos disponian de pasadizos secretos para huir. 

El concepto de propiedad del terreno era distinto al de hoy en día. Las tierras conquistadas eran un botín de guerra del rey. Este entregaba las tierras a cambio de alguna cosa, normalmente ayuda militar. A su vez este tenía distintos castlar que se ocupaban de los distintos castillos del señor. Por eso a veces os comento que los señores del castillo eran unos pero quienes lo gobernaban eran otros.


Y ahora que ya conocemos la anatomía de un castillo podemos distinguir su evolución a lo largo de los siglos. Pero esto lo veremos en el próximo capítulo de Octubre&Castillos. Espero que os haya gustado y os deseo una feliz semana.

Adriana

Comentarios